Ningún partido le puede salir redondo al Elche C.F. Es la maldición de una temporada que se está haciendo demasiado larga. Esta es la Semana Santa, una semana de pasión. Pues bien, el conjunto ilicitano ya acumula 28 semanas de pasión, 28 jornadas muy duras para la gran familia franjiverde.
El Elche firmó una primera mitad espléndida en El Sadar. Fue un equipo con mucha personalidad, tácticamente perfecto, bien ajustado y ganando los duelos. El entrenador franjiverde, Sebastián Beccacece, apostó de nuevo por Pedro Bigas y Omar Mascarell en el eje de la defensa, con John en el mediocampo y Fidel Chaves jugando por dentro, justo por detrás de Pere Milla y Lucas Boyé.
Hubo una jugada clave: en el minuto 14 el colegiado asturiano González Fuertes pitó penalti en contra del Elche por un presunto derribo de John sobre Budimir. El árbitro del VAR, el gallego Ignacio Iglesias Villanueva, le pidió que chequeara la jugada. González Fuertes invalidó el máximo castigo tras revisar la acción y comprobar que John no tocó a Budimir.
A partir de ese momento el Elche se adueñó del balón, supo asociarse y encontró el premio en el minuto 43 con un pase excepcional de Mascarell a Tete Morente que controló, recortó al defensa y de un certero remate superó al portero Aitor Fernández. Era el 0-1 con el que se llegaba al descanso.
Sin embargo, el ímpetu de Osasuna en la segunda parte y las lesiones de Fidel Chaves y Tete Morente cambiaron radicalmente el rumbo del encuentro. Fidel pidió el cambio en el minuto 50 por unas molestias en el gemelo derecho. Fue sustituido por el argentino Lautaro Blanco.
Lo mismo le ocurrió al goleador, Tete Morente, que se tuvo que retirar en el 62 también con una lesión muscular dejando su puesto al central Diego González. Beccacece decidió así dar entrada a otro defensa y el Elche acabó metido en su área. La remontada fue inevitable y Abde se encargó de anotar los dos tantos de la victoria rojilla. El primer gol lo firmó en el minuto 71 y el segundo y definitivo en el 84 de partido.