El Elche Club de Fútbol acaba de conseguir su primer triunfo en la Liga por tres goles a uno frente al Villarreal de Quique Setién. La grada, con 18.421 espectadores en el estadio Martínez Valero, cantó el famoso «¡Sí se puede, Sí se puede!» Y de nuevo Pere Milla fue el motor de un equipo que estaba en la UCI, a punto de certificar su defunción, y simplemente con este partidazo ha demostrado que aún le queda vida. Veremos si es suficiente para la remontada. En el fútbol todo puede ocurrir.
Queremos pensar que la permanencia no es una quimera. La fuerza mental de algunas piezas clave del equipo pueden conseguir levantar al resto e iniciar una nueva fase más esperanzadora. El fútbol es imprevisible y todo puede suceder.
Pere Milla es clave en ese estado emocional del equipo y hoy con sus tres goles ha marcado el camino de la recuperación. Una pena la lesión de Pere Milla que con sus tres dianas acumula 6 tantos esta campaña y se convierte en el pichichi del Elche. Un Pere Milla que ha tenido que ser trasladado al hospital y que podría sufrir una fractura de clavícula.
Una vez más la afición franjiverde ha demostrado que es de Liga de Campeones. Festejó el esperado primer triunfo haciendo la ola, entonando el cántico de «¡Sí se puede, sí se puede!» y «¡Te quiero Elche!» dejando claro que no pierde la fe en lograr una gesta como mantenerse en Primera División que sería histórica. Todos los futbolistas se exprimieron al máximo y lo dieron todo en el terreno de juego. Debutó como titular el central Lisandro Magallán que firmó una gran actuación. Randy Nteka también jugó sus primeros minutos en la segunda parte y el delantero cedido por el Rayo Vallecano dejó muy buenos detalles. La afición abucheó al ex del Elche Johan Mojica cada vez que tocaba el balón. No estuvo acertado y se vio superado por la calidad y el pundonor de un gran Elche.
Las señales que ha ofrecido el equipo dirigido por Pablo Machín han sido muy buenas: con mucho orden, bien ajustados y con la intensidad y la velocidad que requiere el juego para poner en dificultades al rival. Con esta actitud no está todo perdido. Hay que afrontar los 18 encuentros que quedan sin presión. Lo único que se precisa es la determinación, el coraje y el orgullo exhibido por el conjunto ilicitano. En fútbol nunca digas «nunca jamás».
